Como ya sabeis, el fin de semana hemos estado en tierras vitorianas. El domingo, que amaneció nevado, nos fuimos hasta el monasterio de Estibaliz a oir misa allí. Si no conoceis Estibaliz no perdais la ocasión para pasar a verlo. Es una iglesia románica muy bien conservada que bien merece el salirse unos kilómetros de la N-1 y coger la carretera que va de Vitoria hacia Estella.
Como con la edad todos tendemos hacia el agnosticismo, que es una postura mucho más cómoda tanto personal como intelectualmente, se me ha ocurrido que el diario puede ser un buen lugar para compartir reflexiones de las de cuando éramos Tesalonicenses. Os propongo a continuación un par de ideas que me sugirió la celebración de ayer.
La primera de ellas está relacionada con el evangelio que se leyó, asi que os voy a reproducir el pasaje.
Entonces Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen:
Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices? Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Sin embargo, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.
E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo:
Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?
Ella respondió:
Nadie, Señor.
Jesús le dijo:
Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.
Es un pasaje con mucha fuerza y muy sugerente, pero quiero desviar vuestra atención de lo obvio para lanzar una pregunta ¿Qué escribiría Jesus en el suelo?
La segun reflexión no tiene que ver con las lecturas ni con el sermón sino con la sensación que me transmitió ver la iglesia practicamente vacía (el comentario de María fue que había más curas que feligreses) y la apariencia anciana del sacerdote que presidía. Pensé que era necesaria una renovación profunda, no sólo en la iglesia si no probablemente también en la fe y en la forma de entenderla (¿acaso se puede entender la fe?).
Pero entonces me vinieron a la cabeza las palabras de Jesús cuando dice que no se puede meter vino nuevo en odres viejos ni zurzir un trapo viejo con una tela nueva. Me temo que haya que dejar morir la vieja iglesia o, más aún, ayudarla a morir en paz y poder así dedicar las fuerzas a una nueva iglesia, diferente y con más ansia de vida.
A mi, en realidad, ni me va ni me viene, pero por comentarlo...
Escrito por xoxote2 a las 29 de Marzo 2004 a las 04:39 PM | TrackBack